“La gratitud es la memoria del corazón”. Joseph Wood Krucht.
Introducción a la Psicología del Bienestar
La psicología del bienestar –conocida popularmente como “psicología positiva”- es el estudio científico que investiga qué hace que la vida merezca la pena (Peterson).
La psicología positiva estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad así como de las fortalezas y virtudes humanas (Martin Seligman). Una de esas fortalezas es la gratitud.
La Gratitud como fortaleza humana. Definición
Emmons y McCullough (2001) la definen como “un estado afectivo cognitivo resultante de la percepción de haber sido beneficiado por un agente externo, de manera solidaria, desinteresada y gratuita”.
Desde un punto de vista coloquial, se entiende por gratitud “no dar las cosas buenas por hechas”. Quizás, en este momento de crisis sanitaria, económica y social causada por la COVID-19, cultivar la gratitud puede ofrecernos perspectiva y un punto de apoyo.
La gratitud, como hemos dicho, es una fortaleza humana (estudiada por la Psicología del Bienestar) pero cuya presencia podemos encontrarla en diferentes tradiciones filosóficas o espirituales. En el budismo, por ejemplo, se encuentra íntimamente ligada a la noción del “interser” (existimos gracias a la interrelación con todo lo que nos rodea)
Cultivar la gratitud es importante porque a lo bueno nos acostumbramos. Es lo que se denomina en psicología “adaptación hedónica”. ¿Tenemos que agradecer ducharnos con agua caliente sólo después de que se haya averiado el calentador?
La gratitud, siendo un rasgo de personalidad, también es una habilidad que se puede desarrollar.
Actividades para desarrollar La Gratitud
- Escribir un diario de gratitud. Se trata de registrar todos los días cinco motivos de gratitud. Escribirlos es importante pues permite identificar mejor el motivo de gratitud a través de la estructura de la escritura y poder saborear ese motivo de gratitud mientras escribes. Puedes, además, leerlo después o compartirlo con tu familia o amigos.
- 2. Escribir una carta de gratitud. En este contexto, podemos utilizar otros canales. La esencia de la actividad no cambia si expresamos nuestra gratitud de modo honesto a personas que fueron significativas en nuestra vida y a las que, quizás, no les dimos gracias de corazón. Puedes probar a través del correo electrónico, whatsapp, o el teléfono.
- Compartir motivos de gratitud con los compañeros de oficina. A partir de la práctica individual cotidiana, pueden empezarse las reuniones virtuales o presenciales compartiendo los motivos de gratitud “detectados” en el ámbito profesional. Es un modo de crear un contexto excelente para comenzar la reunión.
- Reservar un minuto al levantarnos y escribir o pensar en qué o quién vamos a centrar nuestra gratitud ese día. Es un modo de empezar el día con un objetivo. Pero, sobre todo, es un modo de volver a apreciar a las personas a las que amamos y a las que, quizás, nos hemos acostumbrado cada vez que cuidan de nosotros…
Conclusión
Como decía Ernest Schumacher “lo pequeño es hermoso”. Y gracias a la práctica continuada de la gratitud podemos desarrollar una mirada apreciativa de la vida, de sus pequeños y hermosos detalles. Apreciar. Es mi palabra favorita porque nos permite valorar esos motivos de gratitud sin darlos por hechos. Porque nos permite identificar los detalles de modo que los motivos de gratitud no pasen desapercibidos. Y porque nos ofrece motivos para amar a las personas con las que compartimos estos momentos de nuestras vidas.